Estoy en el mundo de las estrellas fugaces

«¿Qué hay en una estrella? Nosotros mismos.
Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta
estuvieron en las entrañas de una estrella.
Somos polvo de estrellas.»

 

Creo que me han apasionado las estrellas desde el instante mismo en que descubrí que existían y que pendían del firmamento todas las noches. No olvido la primera vez que vi una estrella fugaz. Era diciembre, hacía frío y yo aprovechaba que me hallaba fuera de la ciudad para escudriñar el cielo nocturno. Me encontraba perdida en el tintinear de esas lucecitas, cuando vi a una de ellas moverse. Recuerdo haber corrido alarmada adonde mi papá para decirle que vi una estrella cayéndose y que él, lleno de calma, me explicó todo el asunto de las estrellas fugaces. También me dijo que pidiera un deseo.
Desde aquella época me detengo a pensar cada cierto tiempo en la inmensidad del universo. En que nadie sabe dónde empieza ni dónde acaba; y que, según la teoría del Big Bang, todo esto sigue expandiéndose constantemente como las llamaradas de una explosión.

in
fi
ni
to

¿De verdad en cuatro sílabas cabe un significado tan grande?

No puedo ahuyentar la idea de que si el universo es infinito, entonces alberga infinitas posibilidades. Y se me hace imposible cerrarme a lo inexplicable, a lo improbable, a lo mágico. Es decir, en el infinito hay espacio para todo. Entonces rompo a caminar con el corazón abierto para poder recibir todo lo hermoso, aunque sé que corro el riesgo de que se cuele una que otra cosa horrible también. Cerrarse al horror es cerrarse a la belleza, y ese es el precio a pagar para saborear la magia de esta vida.

Sin embargo, empiezo a entender que estar aquí se trata de aferrarme a lo bueno, de no doblegarme, de jamás atreverme a abandonar la dulzura ni dejar de ver la bondad con estos ojos tan grandes. Es tejer un alma compasiva con hilos de lágrimas, conseguir pelear con los monstruos sin convertirme en uno, lograr caminar entre la mierda sin embarrarme, y continuar amando a este mundo y las personas incluso (especialmente) las partes difíciles de amar.

Continuar amando porque sí, como el más exquisito de los placeres.

Porque estoy en el mundo de las estrellas fugaces, y si el universo es infinito,

mi corazón también lo es.

Lee los 5 comentarios que han dejado
  1. Muy bonito artículo. Hay pocas personas aquí (incluyéndome de vez en mes) que ven la vida de esa forma. Siempre es bueno leer palabras, como las tuyas, que invitan a personas pesimistas, como yo, a aferrarse a las cosas buenas que nos tiene la vida. Gracias.

  2. Gracias a ti, Rafael.

    Continúa aferrándote a lo bueno con todas tus fuerzas. De eso se trata todo este lio de estar respirando aquí en el mundo 🙂

  3. Gissel dice:

    (…..conseguir pelear con los monstruos sin convertirme en uno, lograr caminar entre la mierda sin embarrarme, y continuar amando a este mundo y las personas incluso (especialmente) las partes difíciles de amar.) No te imaginas cuanto sentimientos encierra ese pequeño párrafo en mi vida , en estos momentos. te lo compro!! Espectacular!!!

    Nota: Permiteme tomarlo prestado, con su debida mención.

  4. Mil gracias, Gissel. Yo encantada de que tomes mis palabras prestadas. Están a tu orden 🙂

    Un abrazo!

  5. Elisa Duarte dice:

    No sé si lo leí en “uno de esos días” pero esto, lo escribo con los ojos llenos de lágrimas!

    Eres grande Nadia, tu ingenio, la dulzura en tus palabras, aún cuando son amargas, es infinita!

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