No eres tú, soy yo. Es mi maldita costumbre de apostarlo todo a causas perdidas, de abrazar sueños, de construir castillos en el puto aire, de empecinarme en querer las cosas cuando están fuera de mi alcance, de armarme de valor para saltar cuando ya no vale la pena, de apreciar la belleza cuando está desdibujándose.
Me ha pasado tantas veces ya… conservé las cartas tan pegadas a mi pecho, que dejé pasar mi turno en la jugada.
Siempre me dejo llevar, por eso raras veces llego adonde quiero.
Lo que quisiera decir, lo que estoy intentando decir es que esta soy yo, tratando de hacer que te quedes.
Probablemente en vano.
Tarde.