Fuimos al mar, al mar contaminado de la ciudad. La oscuridad de la noche apenas nos permitía distinguir la espuma blanca chocando irascible contra las rocas, pero estábamos frente al mar y eso bastaba. El océano es un lugar sin cadenas, no tiene dueño. Tal vez por eso despierta en mí cierto sentido de pertenencia.
El Diccionario de la Real Academia Española registra más de 88.000 palabras, pero ninguna me servía para nombrar ese vacío, que frente a aquella inmensidad se me antojaba tan pequeño.
Hasta que de pronto se me aligeró la carga. Algunas cosas se quedaron flotando allí, las vi disolverse entre las olas como un puñado de sal. Si bien la vida no te da lo que le pides exactamente cuando lo quieres, al menos te da las herramientas para lidiar con la maldita espera. Como mi impaciencia es de magnitud oceánica, la vida me ha dado el mar. Junto a una adicción a la cafeína que me obliga a salir de la cama y gente que me obliga a salir al mundo.
Una luna brillaba en el cielo, otra luna flotaba en el agua. Es posible tenerlo todo, pero no al mismo tiempo. Era eso lo que me tocaba aprender, a reconciliarme con mi lugar en el universo, a dejar de pretender reducirlo todo a una palabra, a calmar mis ansias nómadas chupando caramelos de paciencia.
Fuimos al mar y el presente se tornó profundo y ancho, haciéndome espacio. Fingiendo ser Rose en el Titanic, extendí los brazos gritando I’m flying, Jack! mientras la brisa cargada de salitre se me quedaba enredada en los rizos.
Cerca del amanecer me preguntó qué quería hacer y le dije «quiero irme a casa», aunque ni yo misma supiera dónde estaba ese lugar.
Oh Margoo! Con cada publicación me sorprendes y haces que me sienta más que orgullosa. Te amito prima querida.
Gracias, manita. Love you!! <3
¡Lo esperé con ansias! Gracias por estos instantes de magia.
¡Gracias por ser paciente! 🙂 Aunque escribo casi todos los días, a veces las musas no me colaboran para terminar mis textos y acumulo un montón de frases o párrafos completamente desconectados los unos de los otros 😛
Gracias por tu seguimiento, por hacer posible esta "magia" y vivirla conmigo 🙂
Hace unos dias hablaba con un amigo, de eso especial que tenia para mi el mar y la lluvia, le contaba que especialmente con el mar me pasaba… Me dijo: Ysa lo que sientes no es otra cosa que tu propia insignificancia comparada con la inmensidad del mar…. y todo tuvo sentido para mi.
Lo mismo me paso leyéndote muchas cosas tomaron sentido….
Tu amigo es muy sabio, lo de hacerse consciente de la propia insignificancia es real. Me pasa lo mismo con las estrellas que con el mar… los seres humanos en general sentimos que somos la gran cosa y que nuestros problemas son muy grandes, pero cuando nos comparamos con elementos verdaderamente enormes "cogemos puesto", recordamos cuál es nuestro lugar dentro de la naturaleza de todas las cosas.
Me alegra que este post te haya arrojado un poquito de luz.
¡Un Abrazo!
Te felicito, tus palabras me llegaron, ese sentimiento lo vivo muy frecuentemente!
Gracias 🙂 Sospecho que somos unos cuantos los que compartimos el mismo sentir.