Momentos en que todo fluye

Instructions for living a life:
Pay attention.
Be astonished.
Tell about it.

–Mary Oliver

Cuando salgo de casa (siempre tarde, siempre con mi impuntualidad entorpeciéndome los pasos) y enciendo mi carrito rojo para ir al trabajo, me cercioro de que buena música me acompañe en el trayecto. Y voy muy seria, a veces. Y otras veces ando cantando, aplaudiendo, bailando y montando todo un espectáculo en los semáforos.

También hay mañanas en las que se hace el silencio, en que permito que sean las voces de mi cabeza quienes me vayan narrando historias durante el camino. Entonces me estremece el mundo y lo dejo asentarse aquí en mi alma: le hago morisquetas a los niños por la ventanilla, saludo al señor que siempre está pidiendo limosna en la 27, le sonrío al guardia que casi a diario me dice que voy siempre tan linda y elegante, flaca; noto que el tiempo corre a la velocidad justa y los flamboyanes de Gazcue se encienden en amapolas.

Llegan días en que el corazón descansa, en que alguien me habla desde tempranito y se la pasa sacándome sonrisas hasta que se acuesta el sol, en que la ciudad de Santo Domingo me trata con tal clemencia que hasta los limpia vidrios entienden mi negativa y se abstienen de salpicarme el vidrio del carro con sus esponjas enchumbadas de agua sucia.

Hay momentos en que todo fluye, no jodas. En que confiar me sale tan barato, tan dulce…

Tan fácil.

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