Me basta con abrir los ojos para que la realidad lo disuelva todo

She makes the sound,
the sound the sea makes to calm me down.

(Dissolve me – Alt-J)

El agua es un elemento recurrente en mis sueños. No importa el escenario, casi siempre hay grandes cuerpos de agua tranquila y clara. Es curioso, porque también cuando aparezco en los sueños de los demás el raudal me persigue. Y ahí voy con mi diluvio a cuestas, empapando madrugadas.

Para la mística de los sueños el agua significa el estado anímico de la persona, representa todo lo relativo al alma. Según Freud, simboliza el yo inconsciente, la vida. Yo sólo sé que duermo sumergida en charcos oníricos y en esa ocasión él estaba a mi lado.

Esa noche aún era de tarde. Navegaba en un océano calmado y la puesta de sol convertía al mundo en una naranja. Flotaba sobre un mar de néctar brillante y dulce. Sabía que él aparecería porque el viento salado me lo susurró al oído, aunque debí haberme dado cuenta antes porque él siempre trae fuego a mis sueños: Una vez tuvimos que correr para escapar de las llamas de un incendio, otra noche lo estreché contra mí hasta convertirlo en ceniza entre mis brazos.

Algunas veces me despierto con la sensación de haberlo soñado, como cuando alguien ya se ha levantado pero su calor permanece pegado a la cama. 

Me basta con abrir los ojos para que la realidad lo disuelva todo. Yo dejo de ser agua, él deja de ser fuego. Pero en este mundo tampoco podemos ser. Aquí también se nos deshace el amor en las manos.

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