Llegar a otra persona nunca es fácil

Quizás lo que decimos no sea tan importante porque el corazón siempre habla entre líneas. Probablemente nada sea casual y cada risa oculte un me alegra oírte, cada saludo un me haces falta, cada despedida un no te vayas.

Llegar a otra persona nunca es fácil: cargar tu equipaje (ese que siempre recordabas más liviano), calcular los espacios, adivinar en cuál de tantos putos rincones pueden hacerte sitio. Saber que ya has andado ese camino sin éxito alguno antes; descubrir que mientras más veces lo recorres, más corta se te hace la distancia… pero igual te cansa.

Probablemente todo sea casual. El amor, cuando arde, termina siempre hecho cenizas.

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