Enamórate de un tipo que tenga un nombre raro, por favor

Meanwhile
I’ll have savored you like an oyster
memorized you
held you under my tongue
learned you by heart
So that when you leave
I’ll write poems.

—Sandra Cisneros

 

Tengo una memoria selectiva capaz de almacenar un reguero de detalles inservibles. Como la canción que canturreaba mientras descendíamos las escaleras del Teatro Quintero, o la forma en que me preguntó si no me importaba que mis amigos me viesen así con él la primera vez que nos tomamos de las manos.

Tampoco se me olvidan las fechas, como el 8 de noviembre, el 20 de diciembre o el 21 de febrero. Eso, junto a una interminable lista de elementos aleatorios que me evocan su recuerdo como un puñado de maíz atrae a una bandada de palomas:

Las películas de Woody Allen, la gente que anda en bicicleta, el jazz, los mariscos, el vino blanco, el licor de hierbas, el Jägermeister, las velas que venden en Ikea, Tailandia, las plantas tropicales de interior, los haters y todas las fechas especiales que nos negamos a celebrar, Martin Amis, Murakami, esta canción de León Larregui, León Larregui, las cremas con parabenos, las revistas de National Geographic, la danza contemporánea, la pasta Colgate Herbal, el jugo de tomate, el café descafeinado, Krusty el payaso, el área verde en las afueras del museo de arte, las tostadas con jamón, las máquinas expendedoras de tabaco, bla, bla, bla.

Bla.

Encima tengo que lidiar con su nombre, que me sale hasta en los empaques de salchichas para hot dog. Porque como a mí nunca me puede gustar un Pioquinto o un Shanarani me pasa eso, que me jodo.

Es curioso, porque la primera vez que coincidimos en un mismo espacio no me percaté de que él estuviese allí. No me percaté, pero él me obligó a mirarle. Y a partir de ese momento jamás he podido ignorar su presencia en ningún lado.

Ni siquiera allí donde no está.

Lee los 7 comentarios que han dejado
  1. Parecía que estaba leyendo a Mario Benedetti. El amor tiene esa cosas, esos nombres, todos los nombres.

    SALUD

  2. A lo mejor crecer leyendo a Benedetti es lo que me ha jodido la vida, jajaja. Pero es así, el amor tiene todos los nombres, y el nombre que no tiene, se lo inventa.

    Abrazos 🙂

  3. sinparaguas dice:

    Me ha encantado Nadia, de verdad.

    Toda esa ristra de recuerdos se irán enfriando y, aunque parezca mentira, un día ni su nombre será tan suyo ni su presencia tan importante.

    besazos

  4. ¡Gracias! 🙂

    Sé que es así, el tiempo suele encargarse de este tipo de cosas.

    Un abrazote!!

  5. El tiempo suele encargarse de esas cosas, las enfría, y hace que tomen un tono violáceo tan propio de lo muerto hace tiempo…hasta que al final un dia al final deja de significar algo, o ese significado sigue ahí pero… nos parece ajeno, como si nada tuviera que ver con nosotros.

    lo peor son la musica y los olores, pero gracias al cielo TODO PASA… hasta los jodidos olores.

    me ha encantado Nadia.

  6. Gracias, Ysabel. <3

    Suelo recordarme aquello de "todo pasa" con frecuencia. Siempre me ha parecido que esa frase encierra un gran poder: Todo pasa, la alegría y también la tristeza 🙂

  7. El tiempo es el mejor paño de lagrimas que existe y eso que hoy duele, que te estremece, que te aprieta el pecho pronto, prontito, cuando menos lo imaginas o lo ves llegar, desaparece por completo y no es más que "algo que un día viví".

    Si bien es cierto que la vida hay que vivirla y disfrutarla, ese momentito de dolor te las jode todas pero entonces piensas "me dejo caer en un abismo o me voy bailando un tango?"… Personalmente, un tango nunca cae mal y más cuando se acompaña con un buen vino.

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